sábado, 19 de abril de 2008

Madurez

Hace no demasiados años pensaba que mi vida sería perfecta: Tendría buenas notas, sería buena profesora y me enamoraría de un sólo hombre, al que amaría el resto de mi vida. El sufrimiento no existía.
Mis padres eran seres perfectos, no eran personas, eran solo padres, protectores, que no sufrían, que siempre sabían que era lo mejor para mi, que siempre ayudaban, siempre apoyaban y curaban.
Supongo que os suena…Cuánto ha cambiado…
Los resultados académicos y laborales no siempre reflejan el esfuerzo y trabajo acumulados. No basta con estudiar o trabajar, las preocupaciones y las situaciones influyen, los nervios, el estrés, el gusto del profesor o jefe, los enchufes… Suerte o justicia? Definitivamente suerte.
La enfermedad es algo que siempre esta ahí, acechando… y desquebraja tu vida cuando menos lo esperas:
Conozco a un chico en la flor de la vida, su vida está repleta de promesas e ilusiones, se va a Inglaterra a trabajar, se enamora locamente de una chica tailandesa, y a pesar de su carácter don juanesco decide casarse. La preocupación más grande de su vida es si la boda se celebrará en Tailandia o en España. Acude al médico por una jaqueca, tiene un tumor en la cabeza.

Todos conocemos miles de casos similares. Y sin embargo seguimos preocupándonos por si la ropa que llevamos puesta conjunta bien o no.

A cuantas personas habéis amado? Cuantas os han roto el corazón? Y más importante, a cuantas se lo habéis roto? No existen los príncipes azules ni las princesas de cuento, queremos a personas a las que no queremos querer, y no queremos a personas a las que queremos querer. Herimos a personas que nos quieren y queremos a personas que nos hieren. Hemos amado a personas que ahora se aglomeran bajo el término ‘ex’: olvidamos los momentos mágicos que vivimos juntos, el amor, el cariño, la confianza, y nos sentimos afortunados si conservamos una amistad, que en la mayoría de los casos se traduce en la vida real, a cuatro palabras dos veces al año.

El momento más crítico en el crecimiento de una persona (bajo mi punto de vista, que ni soy psicóloga ni psiquiatra ni nada por el estilo) es comprobar que sus padres sienten y sufren. Recuerdo con claridad la primera vez que vi a mi madre llorar, eso mamá no lo hacia, ella era fuerte, con una gran capacidad de consuelo, nunca imagine que tambien necesitara ser consolada. Hace poco comprobe que mi padre paso por un momento duro y ni siquiera me di cuenta. Me pregunto cuanto habran pasado al tiempo que los hijos dabamos la lata con nuestras bobaditas, que los heriamos y decepcionabamos, una y otra vez. Si existe el amor, ellos son su encarnacion.

La vida es dura y en la mayoria de los casos injusta, todos vamos por ahi con heridas abiertas y con cicatrices mejor o peor curadas. La madurez no consiste en ser mayor, sino en equivocarte y retroceder, en hacer dan/o y saber pedir perdon, en caerte y levantarte.

Ya no quiero ser perfecta, solo quiero ser feliz.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Precioso peque y q razon tienes
Se q eres feliz y es lo q deseo para ti, con la felicidad llega todo lo demas
besos
nos vemos en breve

Vir dijo...

Hola matasanos!
Un placer verte por aqui de nuevo. Tambien yo me alegro mucho de tu felicidad y de tu recien estrenada profesion, seguro que seras un gran medico. Besicos

Pin dijo...

Hola preciosa,

Cada dia me gustas mas.

Y ya esta, lo demas te lo susurro.

Vir dijo...

No dejes de susurrar